Edwin Gil, deja huella en la historia del arte colombiano, desde el exterior

"Cada colombiano que emigra tiene su razón para hacerlo, porque no es fácil dejar la patria donde se nació para empezar de nuevo. Todos los que han tomado esa decisión saben que el camino será arduo y que hay que tener valor para seguirlo. Cada uno (…) tiene una historia de dolor, de sufrimiento de lucha y finalmente de alcanzar la meta que se propuso, pero para llegar a ella, se tuvo que pasar por muchos escollos y circunstancias difíciles."


Edwin Gil nació el 11 de diciembre de 1971 en Itagüi, (Medellín). Pese a iniciar su carrera de administración de empresas en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, y realizar estudios de sicología, tuvo que partir del país, encontrando lejos de su tierra la verdadera razón de su existencia. 


“Siempre he creído que la vida tiene un plan para cada uno de nosotros y esto es algo que he confirmado día tras día. Para mí, nunca fue una opción dejar mi país, tuve que hacerlo por motivos de seguridad. Mi intención inicial era viajar a Australia, pero por razones ajenas a mí, terminé quedándome en los Estados Unidos. Este país se convirtió en mi hogar, un lugar en el que puede desarrollarme artística, profesional y personalmente. Igualmente acá he tenido la posibilidad ayudar a otros a través de de mi trabajo y de hacer algo por Colombia, mi país que siempre llevo en el corazón.”


En abril de 2000 se trasladó a Estados Unidos y en junio de ese año realizó la primera exposición de sus obras en el Salón de las Américas del Banco Union Planters, en Coral Gables. 


Como migrante, Gil está lleno de anécdotas “Todo es nuevo para nosotros y hay muchas cosas que aprender… y enseñar”, pero frecuentemente comparte una que le ha impactado ya que según su experiencia se repite constantemente. "Cuando les cuento que soy de Colombia, las personas me preguntan: Y en qué parte de México está Colombia? Especialmente en regiones como Carolina del Norte, donde la inmigración de hispanos no es tan común como en estados como Florida, Nueva York,  Texas o California, la gente asume que todos los latinos cruzamos la frontera y venimos de México. Se ha convertido en mi tarea, enseñarle más sobre Colombia a todos los que me hacen esa pregunta o preguntas similares."


Autodidacta, tuvo la fortuna de compartir con grandes maestros paisas como Héctor Favio Castaño, quienes “alimentaron su espíritu con el sucio mundo” artístico, como lo expresó el pintor Jorge Botero Luján, cuando Gil inició su vertiginosa carrera en el mundo de la plástica.


Tras dejar Miami, se estableció en Charlotte, Carolina del Norte, donde se ha convertido en el principal impulsor del arte hispano.


Las primeras obras de Gil, como profesional de la pintura, estuvieron dedicadas al flamenco y coincidencialmente en la llamada Ciudad Reina halló en la española, Conchy Verdasco Farrell, coordinadora de programas en español Biblioteca Pública de Charlotte, un perfecto cómplice de para promover la cultura. Junto con Farrell lanzó “Con A de Arte”, el primer festival cultural hispano de Charlotte. 


También ideó el proyecto decembrino “Charlotte le pinta a la Virgen de Guadalupe”, mediante el cual se exhibieron obras de artistas locales en un evento que impactó a la parroquia católica hispana con el mayor número de feligreses de Carolina del Norte.


Tener que emigrar por una situación forzosa y llegar a un lugar desconocido donde yo no hablaba el idioma y donde no concia la cultura, definitivamente hizo que esta fuera una experiencia bastante complicada. Estos dos fueron los más grandes obstáculos que hicieron un poco más difícil mi desarrollo personal y artístico; pero la constancia, dedicación, pasión y el amor me ayudaron a superar esas pruebas.


Con un grupo de personas interesadas en el cine cofundó Séptimo Arte, una institución que exhibe mensualmente películas en español de los grandes directores latinoamericanos y españoles.


Gil preparó la logística de Mosaico de Culturas, un  acontecimiento que constituyó un hito cultural en Charlotte, que se desarrolló con el fin subsidiar a la Fundación de Centro Cultural Nacional Hispano. Con la participación del artista Lawrence Cann inició la Galería Los Huevos, dedicada a llevar el arte a los desamparados.


Con el concurso de Cann y la bailarina Linda Sutton puso en escena el ensamblaje de danza, canto, pintura, música, y diseño que Charlotte y Miami conocieron como “Tango Unido”. Igualmente, fundó la organización Arte Unido, una entidad sin ánimo de lucro, que tiene la función de unir a las culturas a través del arte.


Además, de su desaforada actividad comunitaria pro artística, que también ha incluido apariciones como protagonista de cortometrajes producidos por la cineasta colombiana Catalina Echeverri, Gil ha sacado tiempo para su primaria: la pintura.


En el lustro que ha permanecido en Charlotte se ha convertido en uno de los pintores más prolíficos de la ciudad, con participación en exposiciones colectivas y exhibiciones periódicas individuales en la Galería Coffey & Thompson.


El artista expuso en el Salón Carlota, una muestra del arte latino de Charlotte, que se congregó en el Centro McColl de Artes Visuales, una de las principales instituciones de Carolina del Norte.  En agosto de 2005 realizó la exhibición 100 %, en la ofreció obras desde cien dólares, como una vía para lograr que el arte sea asequible para todos.


La restauración que realizó de un mural del pintor estadounidense Eugene Montgomery, dedicado a la historia del Condado de Mecklenburg engalana la sala principal de la Biblioteca de la Escuela Secundaria South Meck, una de las principales de la ciudad. 


En mayo de 2006 efectuó la muestra “Horizonte” dedicada a las frutas, los papeles y los inmigrantes. En junio, las paredes de la Galería L de la Biblioteca Pública de Charlotte fueron ocupadas por la serie “Amigos”, que congregó los cuadros de un centenar de personas vinculadas a su vida. En agosto expuso en la muestra colectiva “Tendencias” y posteriormente realizó la exhibición privada “Cicatrices”. 


Además, sus pinturas también han estado expuestas en galerías de Nueva York, Atlanta y Boston.

 

Gil ha recibido todo tipo de elogios y comentarios por sus pinturas y las técnicas que utiliza, lo cual ha quedado registrado en los anales de la prensa charlotense.


De su trayectoria, la periodista española Beatriz Gurdiel, fundadora del suplemento cultural “Primerafila” dijo: “Me atrevo a decir que la explosión que la cultura latina ha experimentado en esta ciudad es en parte culpa de Edwin Gil y su empeño de que el arte es la mejor vías para entender otras culturas”.


Proyectos como Nuestra Bandera, Nuestro País, Nuestro Hogar, son parte del aporte que Gil como colombiano en el exterior hace al país. 


Gracias al reconocimiento que he logrado a través de los años, me ha sido posible colaborar en la organización de conferencias para que la gente conozca más de Colombia. Por ejemplo, el año pasado tuve el gusto de invitar a los representantes de Sos Paisa, un programa del municipio de Medellín, para que dictaran 2 conferencias. La primera fue en el Museo Mint de Charlotte y la segunda en la Universidad Queens. En estas presentaciones un gran número de personas pudo aprender sobre la historia de Medellín, el desarrollo y el cambio que ha tenido esta ciudad en los últimos años.


Gil fue uno de los ganadores del concurso Huella Colombiana en el Exterior organizado en el año 2011 por el Programa Colombia Nos Une y Colombia es Pasión.

 


Nuestra Bandera, Nuestro País, Nuestro Hogar

 

Este proyecto construyó la bandera de Colombia con 25.000 huellas de colombianos que viven en el exterior. Gil viajó por 25 ciudades en Europa, América y Colombia recolectando huellas de colombianos que día a día trabajan fuertemente por sus familias y por el país. 


El objetivo del proyecto consistía en unir a los inmigrantes colombianos residentes en el exterior a través del arte. Colombianos en todo el mundo plasmaron la huella de su mano en un lienzo para unidos demostrar apoyo, orgullo y unidad. En su proyecto, Gil utilizó lienzos pequeños, que dieron forma a una obra maestra final, un lienzo gigante de 36′X 70.


De acuerdo con el análisis que hace Gil de su propia obra: En las manos están las huellas, ellas llevan las marcas de nuestros años, experiencias, emociones, carácter, nuestros momentos de felicidad y de desdicha, tropiezos y triunfos, cansancio, decepciones, sufrimientos, hazañas.


 

Todos nuestros actos buenos y malos justos e injustos están allí, porque las huellas acumulan las marcas que nos han dejado nuestras vivencias también llevan el destino, reflejan lo que hemos sido y lo que somos.


Desde bebés nos tomaron las huellas para identificarnos a través de un registro y luego cuando llegamos a la mayoría de edad, nos dieron una cédula de ciudadanía; cuando viajamos sacamos otra, el pasaporte, que es la puerta de entrada que tenemos o de salida de un país; a través de estos documentos, las autoridades pueden decir quiénes somos y que hemos hecho.


Por las huellas, nos reconocen donde estemos, no se pueden imitar ni reemplazar, son la marca de cada ser humano. Por eso, cuando plasmamos nuestra huella, ha sido para decir quiénes somos.


Lo que significa colocarla en la bandera de Colombia es un compromiso de lealtad con la patria, no nos podemos engañar a sí mismos, tampoco podríamos sentimos con el valor de estamparlas, si no hemos sido dignos representantes del país donde nacimos, seria deshonesto de nuestra parte entregar una huella, cuando hemos traicionado la patria, o cuando hemos obrado mal con el hermano, o cuando hemos tenido comportamientos inapropiados.


Es un compromiso colocarla en el lienzo no es ponerla porque sí, cuando decimos si y la colocamos, es porque estamos limpios y porque queremos la paz de corazón, porque amamos a nuestros compatriotas, a nuestra nación. Una huella es más que un documento de identificación es inconfundible es única es personal es propia, es inherente a cada humano, es la marca del ser.

Fecha de Publicación: 
Miércoles, Mayo 30, 2012 - 12:50
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